encuentro con un ternero en Rocha

Me hubiera quedado a pasar toda la tarde con él, pero como no quise torcer tanto “los planes”, solo pasé unos minutos. Solo lo fotografié tres veces, lo acaricié unas seis o siete veces, me lamió, me reí, se me acercaba, yo me alejaba un poco, no sabía si estaba contento de que yo esté ahí o si prefería que me fuera. Cuando me empecé a ir, me di cuenta que quizás él quería que me quedara. Que ganas de llorar. Que ganas de gastar mejor mi tiempo.